INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Amar es cumplir la ley entera.
Salmo 118, 97-104
¡Cuánto amo tu voluntad!:
todo el día la estoy meditando;
tu mandato me hace más sabio que mis enemigos,
siempre me acompaña;
soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus leyes;
aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido.
¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus decretos,
y odio el camino de la mentira.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Amar es cumplir la ley entera.
Ant 2. Acuérdate, Señor, de la comunidad que adquiriste desde antiguo.
Salmo 73 I – LAMENTACIÓN ANTE EL TEMPLO DEVASTADO
¿Por qué, ¡oh Dios!, nos tienes siempre abandonados,
y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño?
Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo,
de la tribu que rescataste para posesión tuya,
del monte Sión donde pusiste tu morada.
Dirige tus pasos a estas ruinas sin remedio;
el enemigo ha arrasado del todo el santuario.
Rugían los agresores en medio de tu asamblea,
levantaron sus propios estandartes.
En la entrada superior
abatieron a hachazos el entramado;
después, con martillos y mazas,
destrozaron todas las esculturas.
Prendieron fuego a tu santuario,
derribaron y profanaron la morada de tu nombre.
Pensaban: «Acabaremos con ellos»,
e incendiaron todos los templos del país.
Ya no vemos nuestros signos, ni hay profeta:
nadie entre nosotros sabe hasta cuándo.
¿Hasta cuándo, Dios mío, nos va a afrentar el enemigo?
¿No cesará de despreciar tu nombre el adversario?
¿Por qué retraes tu mano izquierda
y tienes tu derecha escondida en el pecho?
Pero tú, Dios mío, eres rey desde siempre,
tú ganaste la victoria en medio de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acuérdate, Señor, de la comunidad que adquiriste desde antiguo.
Ant 3. Levántate, Señor, defiende tu causa.
Salmo 73 II
Tú hendiste con fuerza el mar,
rompiste la cabeza del dragón marino;
tú aplastaste la cabeza del Leviatán,
se la echaste en pasto a las bestias del mar;
tú alumbraste manantiales y torrentes,
tú secaste ríos inagotables.
Tuyo es el día, tuya la noche,
tú colocaste la luna y el sol;
tú plantaste los linderos del orbe,
tú formaste el verano y el invierno.
Tenlo en cuenta, Señor, que el enemigo te ultraja,
que un pueblo insensato desprecia tu nombre;
no entregues a los buitres la vida de tu tórtola,
ni olvides sin remedio la vida de tus pobres.
Piensa en tu alianza: que los rincones del país
están llenos de violencias.
Que el humilde no se marche defraudado,
que pobres y afligidos alaben tu nombre.
Levántate, ¡oh Dios!, defiende tu causa:
recuerda los ultrajes continuos del insensato;
no olvides las voces de tus enemigos,
el tumulto creciente de los rebeldes contra ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Levántate, Señor, defiende tu causa.
LECTURA BREVE Jr 22, 3
Haced justicia y derecho, librad al oprimido de la mano del opresor; no abuséis del forastero, del huérfano y de la viuda; no derraméis sangre inocente en este lugar.
V. El Señor juzgará el orbe con justicia.
R. Y regirá las naciones con rectitud.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu Paráclito a los apóstoles, derrama también sobre nosotros ese Espíritu de amor para que demos siempre fiel testimonio ante los hombres de aquel amor que es el distintivo de los discípulos de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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