Como familia, hemos sentido el llamado de Dios para servir juntos comprometiéndonos con la evangelización, a través de los dones que el Espíritu Santo nos ha regalado.
La prédica, el acompañamiento a otros -incluyendo a los enfermos- y el servicio a través de la música han sido nuestros mayores pilares para devolver un poco de toda la gracia que hemos recibido de nuestro Padre Dios.
En los años 80ˊs iniciamos esta misión sirviendo en familia en la Parroquia San Juan Bosco; mi esposo Horacio y yo (Enna) nos integramos a una comunidad y trabajamos en el ministerio de evangelización. Asimismo, mi cuñada Carolina y su esposo Leini vivían su experiencia de fe en un grupo carismático en la Parroquia Santa Luisa de Marillac.
Luego asumimos la producción del programa de televisión “La Familia Gana” que se transmitió durante mucho tiempo a través de Televida, Canal 41. Esta experiencia nos unió y fortaleció nuestro compromiso apostólico como familia. Aunque debo reconocer que no todo era color de rosas, pues al iniciar esta nueva misión teníamos una sensación de obligatoriedad. Afortunadamente se convirtió, más adelante, en una oportunidad para alimentar nuestra fe. Los testimonios de las personas que invitábamos y nuestra constancia en acudir cada semana nos permitió crecer espiritualmente y fue así como comenzamos a disfrutar de esta otra misión, asumiendo compromisos por iniciativa propia.
En el año 2000, al mudarnos al sector de Los Ríos, en Santo Domingo, nos integramos a la Parroquia San Ezequiel Moreno, y le propusimos al padre Bernardo, que era el párroco en aquel momento, formar comunidades en la parroquia a lo cual accedió, y además él motivó a Horacio para que ingresara al diaconado; asimismo, nuestras hijas Henid y Estéfany empezaron a impartir catequesis y más adelante asumieron la coordinación de la Pastoral Juvenil.
Este trayecto ha sido largo y han pasado muchos años de bendición. Y como dice la canción: “Qué detalle Señor has tenido conmigo”, con nuestra familia… Ya nuestras hijas se casaron por la Iglesia y formaron sus propias familias.
Horacio falleció hace 6 años, pero nos dejó la mejor herencia, el cultivar la semilla de la fe, regalo de Dios, la cual sigue dando frutos a través del servicio y el compromiso apostólico en toda nuestra familia. Compartimos lo que somos y lo que tenemos.
Hoy, todos servimos como una familia ampliada -Horacio desde el cielo -yo (Enna) con nuestras hijas junto a sus esposos e hijos; también mi cuñada Carolina, junto a su esposo Leini. Todos estamos integrados en una comunidad y trabajamos poniendo al servicio de los demás los dones y regalos que Dios no ha otorgado. Procuramos estar a la disposición de lo que la Parroquia, y de manera especial el Señor, nos solicite.
Es por ello que te invitamos en este mes de la familia a orar por la tuya y a invitarlos a que participen de la Misa y a integrarse en sus parroquias; hemos visto los frutos que eso trajo a nuestras vidas y cómo a través de nuestro testimonio de vida, sirviendo a Dios como familia, se han motivado otros a acercarse más a Dios.
-Familia Arredondo